La mayor parte del planeta está nadando en desechos de plástico, que no solo afectan a los animales y su habitad, sino afectan nuestra salud.
Desde los años 50, el plástico se ha convertido en un gran éxito, convirtiéndose en unos de los negocios más rentables, de bajo costo, resistente a los cambios del mercado, y presente básicamente en todo lo que nos rodea y usamos.
Pero, ¿a qué costo?
En la actualidad, el 80% de la contaminación por plástico en los océanos proviene de las costas, principalmente de desechos domésticos.
Esto causa daños en la vida animal, el medio ambiente y en la salud de los humanos.
Medio ambiente y animales:
La contaminación por plástico representa una contaminación química gracias sus componentes, que pueden ser químicamente transferidos a los animales por la ingestión, acumulando moléculas potencialmente tóxicas en sus cuerpos lo que afecta la cadena alimenticia de todo el ecosistema.
Seres Humanos:
Debido a los aditivos químicos utilizados durante la producción de plástico, estos tendrán efectos potencialmente nocivos para la salud.
De hecho, la exposición a químicos tóxicos que salen del plástico puede causar canceres, defectos de nacimiento, deterioros en la inmunidad y otros problemas de salud.
Muchas de las acciones ambientalistas significan un gran paso, pero no uno a largo plazo.
La mejor forma de tomar acción en cuanto al plástico es cambiar nuestra forma de pensar y nuestros hábitos.
En Panamá, la importación de botellas plásticas de agua, únicamente durante el primer trimestre del 2019, fue de $5,6 millones; el más alto en todo Centroamérica.
El consumo de agua embotellada es un hábito que podemos cambiar y resultará mejor para nuestra salud e incluso será más económico y conveniente.